"Yo soy Dios y otros relatos"

Estos cuentos tienen una diferencia fundamental con los
cuentos tradicionales, son cuentos a partir de la visión de la vida de los
niños, pero para adultos. Cuentos que nos ayudan a volver a ilusionarnos, a
imaginar, a soñar, ... Pero también nos advierten de los problemas de los
niños, problemas que el mundo adulto no sabe ver, ni solucionar. En este
sentido, Pere Tobaruela ha sabido transmitir como olvidamos nuestros
sentimientos de niños al crecer, como no sabemos identificarnos con ellos
cuando todos hemos pasado esa etapa de nuestra vida, obviamente. Nos
encontramos con niños brillantes y maduros, por ejemplo, en "Una
canción", una niña escribe un artículo a partir de la que hace unos años
fue una canción muy escuchada, campeona del Festival de Eurovisión Junior, y,
con un estilo mordaz, hace una crítica sobre ella y con esta excusa, también de
la sociedad actual. En "Pasó en África", vemos la mirada concienciada
y crítica de un niño, que a través de una entrevista realizada en su instituto
a un escritor y periodista, conoce el genocidio ruandés, con todos los
sentimientos que este hecho remueve dentro de él. Asistimos también al racismo
presente en "Moro sin nombre", escalofriante historia contada desde
el punto de vista de un niño marroquí, residente en un centro de acogida en
España. El acoso escolar, en ¡Dale fuerte!. Las dificultades de conciliación
laboral con la vida familiar, en "El padre de Pedro", la aceptación
de la homosexualidad en "Una serie de acontecimientos", la
frustración de las limitaciones físicas para cumplir un sueño en "Me gusta
el teatro", el enfrentamiento a la muerte de un ser querido en "La chica". Y la magia e ilusión transmitida en "Yo soy
Dios" e "Ilusión".
"Na cerna da selva"
Esta historia, clasificada en principio como una novela
infantil-juvenil, nos envuelve en una aventura ambientada en África, trepidante,
peligrosa y dolorosa. Nos introduce en el interior, en lo más profundo, en el
corazón de la selva inexplorada, el África más oculta, primigenia, esa África a
la que preferimos cerrar los ojos. El África moldeada a partir de las continuas
injusticias, de la explotación imperialista,... el de las diferencias étnicas,
la corrupción, la barbarie.
A partir de la historia de Xiao, un chico de de dieciséis
años que gana un concurso del zoo de Barcelona sobre jabalíes y cuyo premio es
un viaje a Ruanda al campamento de la célebre Dian Fossey, en el que investiga
las costumbres de los gorilas de montaña. Para empaparse de África, su madre le
regala la novela "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrand, y
esto le va introduciendo en la crueldad y el
horror que va a vivir.
Es una novela de contrastes, desde la belleza salvaje de los
paisajes que se nos describe, a la violencia que late en toda la historia. La
violencia de la masacre entre hutus y tutsis, la de la caza furtiva a los
gorilas y la que desemboca en la muerte de Dian Fossey. En medio de esto, una
etnia olvidada, arrinconada en las profundidades de la selva, los pigmeos, que
aquí representan la esperanza y la salvación.
Hablando con Pere
Tengo el placer y el honor de poder comentar estas dos
novelas con su autor, Pere Tobaruela, así podré satisfacer mi curiosidad y
daros a conocer un poco la visión del propio escritor.
-"Yo soy Dios y otros cuentos", escrita
originalmente con otro título "Con ollos de neno" (Con ojos de niño)
y publicada en papel en el año 2007 por la editorial Biblos, es ahora editada
en formato ebook, por la editorial Redelibros, y que se puede conseguir en su
versión en castellano y en gallego, tanto en la tienda de esta editorial, como
en la página de Amazon. Estos cuentos,
son además tu proceso de
aprendizaje del gallego. ¿Tienen por esto un valor sentimental especial para
ti?
Cuando escribes, toda obra siempre tiene un valor sentimental. Escribir es
exponerte, en el sentido de abrirte y de decir lo que piensas. Esta obra en
concreto, como dices, tiene ese añadido, el estar vinculada con el aprendizaje
de una nueva lengua, con todo lo que esto comporta: descubrimiento de una
cultura en su plenitud.
-¿De dónde partió esta idea original de mostrarnos a los
adultos el mundo a través de los ojos de un niño?
Creo que la respuesta está en la pregunta que formulas: la idea de partida
era mostrar el mundo adulterado (así llamo yo al mundo de los adultos) a través
de la mirada sincera de los niños.
-Ha tenido que ser muy complicado el proceso de regresión,
¿qué ha significado para ti conectar con tu niño interior?
Cualquier texto al que te enfrentas, más que regresión, es una mutación.
Para transmitir sensaciones, sentimientos, vivencias, es necesario mutar: el
escritor tiene que dejar de ser él mismo y vivir, respirar, sentir como los
personajes que aparecen en cada una de sus obras… Yo soy cada uno de los
personajes de estos cuentos, aprendí su papel, lo interioricé y, finalmente, lo
interpreté.
-En cierto modo, supongo que los temas sobre los que hablas
en libro son temas, que de algún modo te tocan, ¿qué podrías contarnos de cada
uno de ellos?
Esta obra, en su conjunto, es mi manera de expresar mi gran desacuerdo con
el mundo en que vivimos. Padecemos cáncer y no lo queremos ver. Mis personajes
son altavoces de papel. Sus voces son gritos apagados. Tenemos que cambiar ya.
Ya nos queda poco de humanos. El egoísmo, la hipocresía, la falta de
sentimiento nos hacen ir a la deriva…
-¿Es casual que el libro comience y termine con las
historias más llenas de magia y fantasía, las más ligeras, si se puede expresar
así, dejando para el núcleo las historias con un mensaje más duro enterrado en
ellas?
No fue nada premeditado… Aunque se trata de una serie de cuentos, en su
organización, más que por esto que comentas, me regí por darle un “orden lógico”,
un hilo invisible que guiara al lector… Para mí, lo más importante en cualquier
tipo de obra es precisamente esto: esa estructura invisible, esa organización
de las ideas, que capta y mantiene la atención del lector hasta el final.
-Al final del libro, hay una frase muy hermosa, de la que no
recuerdas el autor "Cuando miras a un niño te das cuenta de que lo único
que vale la pena de la vida, es vivirla", de alguna forma resume una
filosofía de ver la vida muy vital, cuando comenzamos a crecer, los problemas
establecen trabas en la vida, nos cargamos la espalda con obligaciones y nos
olvidamos de vivir. ¿Crees que la sociedad actual es compatible con intentar
vivir la vida con la "despreocupación de un niño"?
Hoy en día eso es imposible, pero me niego a aceptarlo. Este final no es
otra cosa que una muestra de mi carácter vitalista y optimista… Ya sé que lo
que digo puede parecer contradictorio, pero a veces en la propia contradicción
se puede encontrar la solución.
-Hay un punto de unión entre "Yo soy Dios y otros
cuentos" y "Na cerna da selva", que sería el cuento "Pasó
en África", un tema complicado sobre el que no se ha escrito prácticamente
nada. Creo que tu interés por este tema nació cuando escribiste la biografía de
Jordi Sabater Pi, en el libro escrito para National Greographic,
junto con Joan Tort, "Okorobikó. Una biografía de Jordi Sabater Pi",
conocido por ser el descubridor de Copito de Nieve, el mítico gorila albino del
zoo de Barcelona. ¿Qué nos puedes contar sobre esta experiencia y qué tocó
dentro de ti?
Me tocó en todos los sentidos. Para empezar me dio
mimbres para construir mi carrera de escritor, me enseñó que un trabajo
intelectual (como es escribir) es una carrera de fondo en la que tienes que medir
constantemente tus fuerzas y no precipitarte. Pasé cuatro años de dedicación
completa para apenas 250 páginas. Entrevistas, redacción, más entrevistas…
Vaciar por dentro a un personaje de la categoría del ya fallecido Jordi Sabater
Pi fue un trabajo arduo pero a la vez apasionante. Un trabajo que me abrió una
herida terrible al ver (a través de sus ojos) la cruda realidad que se vive en
el continente africano. Eso es lo que intento fotografiar en “Pasó en África”
de “Yo soy Dios y otros cuentos” y en “Na cerna da selva”.
-Después de leer "Na cerna da
selva", te pregunté si habías estado en África, las descripciones, las
sensaciones que transmites son muy vívidas. Ahora sé que no has estado nunca en
África y me parece mucho más meritorio el sentimiento que has sabido plasmar,
¿cómo has llegado a visualizar, a sentir África?
Efectivamente, nunca he estado en la África que
describo en el libro, la parte central. José Luis Sampedro tampoco estuvo nunca
en Milán y escribió “La sonrisa etrusca” ambientada en esta ciudad italiana.
Marcos Calveiro escribió su “Settecento” sin pisar Venecia y, como en el caso
de Sampedro, hace descripciones casi milimétricas de este mundo de agua e
historia. En mi caso, para describir esa parte de África en la que transcurre
“Na cerna da selva”, utilicé las vivencias y las miradas de gente que sí estuvo
allí: el citado Jordi Sabater Pi y un amigo personal (reconvertido en personaje
en la novela) que trabajó de periodista en el continente africano. Lo único que
hice fue trasladar sus experiencias al papel e “inventar” el mundo en el que
transcurre la novela.
-Este libro ha sido calificado como
infantil-juvenil, sin embargo cuando lo lees sientes que con cualquier edad
puedes sentirte identificado con lo que representa la novela. Es más, muchas
personas podrían decir que es una novela demasiado cruda para este público.
¿Qué piensas de esta actitud de sobreprotección infantil cuando por otro lado
la sociedad les está bombardeando con violencia gratuita y valores
destructivos?
Yo no creo en las etiquetas en literatura. Hoy en día
sólo tienen un sentido puramente comercial. Si yo digo que es un libro juvenil
es porque gente más joven puede incorporarse a su lectura. Eso no quita que no
lo puedan leer los adultos… Y lo que dices de por un lado la sobreprotección y
por otro el bombardeo de violencia… Una muestra más de la hipocresía que nos
rodea.
-¿Alguna vez te has planteado escribir una
novela que toque con más profundidad un tema sobre el que das pinceladas en el
cuento "Pasó en África" y en "Na cerna da selva", como es
el genocidio ruandés?
De momento, no. Pero nunca se sabe. Ahora estoy con
otros proyectos. Yo, como escritor, necesito transitar por mundos diferentes.
Me gustan los nuevos retos, escribir sobre
cuestiones diversas.
-Cambiando algo de tema, a un plano más
general y no referido a estas dos novelas. Investigando un poco para hacer esta
entrevista, he encontrado un video en el que afirmabas que tú no tenías claro
que querías ser escritor, ¿en qué momento sientes esa necesidad, esa motivación
y por qué?
Yo no quería ser escritor en el sentido que nunca me
lo planteé. Ahora mismo, si lo pienso o digo en voz alta que soy escritor,
después de más de cuarenta títulos publicados, no es que no me lo acabe de
creer, porque lo soy, pero me es indiferente. A mí me gusta más decir que soy
un creador de ilusiones. Ya sé que puede sonar un poco pedante, pero es lo que
soy. Y para crear estas ilusiones, escribo novelas.
-También te defines como un lector tardío, ¿a
qué te refieres exactamente con lector tardío? ¿crees que hay una época
estándar para descubrir el amor por la literatura? Yo creo que no encuentro
ninguna falta sustancial en tu modo de escribir, no me parece algo que pueda
haber influido de manera importante en tu labor como escritor.
Soy un lector tardío, sí, porque en casa de mis padres
había pocos libros. Con los años empecé a leer, pero menos de lo que dicen por
ahí que tendría que leer un escritor… Además soy un lector bastante compulsivo
e inconstante. Y esto no es contradictorio (ya sé que antes dije que puedo
parecer contradictorio). Lo que quiero decir es que a veces leo tres o cuatro
libros seguidos en pocos días y hay etapas en las que no leo.
- Dices "un trabajo intelectual (como es
escribir) es una carrera de fondo en la que tienes que medir constantemente tus
fuerzas y no precipitarte" y sabes bien de lo que hablas, pues para los
lectores que todavía no lo saben, Pere es corredor de marcha atlética
profesional, de hecho le llaman "el Murakami gallego". Murakami en su
libro "De que hablo cuando hablo de correr", también compara un poco
la escritura con el entrenamiento para las maratones que corre, ¿qué te aporta
a ti la práctica de este deporte como escritor?
En mi caso, atletismo y escritura se complementan y se
refuerzan mutuamente. A pesar de mis años, este mes de noviembre cumplo 47,
compito en 1ª División Nacional para el Atlético San Sebastián. Esto me
comporta la obligación de entrenar seis días a la semana. Para mí ya se ha
convertido en un hábito, como escribir. El dúo perfecto: el esfuerzo físico y
el intelectual. En el fondo se trata de una cuestión de equilibrio o, como
dicen los chinos, la harmonía del Yin y el Yan.
-En el año 2001, junto con Joan Tort,
realizaste una entrevista a José Luis Sampedro, supongo que ha sido una gran
experiencia, en ese momento, todavía no habías publicado ninguna novela. ¿Qué
te aportó esta entrevista?
Efectivamente, por aquel entonces no había publicado ninguna
novela (que no quiere decir que no la escribiese). El día que pasé con Sampedro
en Valencia fue maravilloso. Descubrí a la persona. Sus textos me habían
enamorado antes de conocerlo y luego él también lo hizo.
-Hoy en día los escritores tenéis muchas
herramientas que hace años eran impensables, gracias a internet. Tenéis la
posibilidad de auto publicación, de llegar a los lectores en las redes
sociales,... Pero esto también tiene una contrapartida que es la saturación en
el mundo literario. ¿Crees que es algo bueno para lectores y escritores o por
el contrario crees que perjudica tanto a unos como a otros por este exceso de
oferta literaria?
Más que una cuestión de saturación de oferta literaria
se podría decir que, como la literatura no es tenida muy en cuenta, cualquier
cosa es etiquetada de exceso. A ver, ¿no se juegan muchos partidos de fútbol?.
¿Alguien habla de saturación? Cada vez se televisan más y la gente paga. Lo
mismo pasa con los móviles: se cambia de aparato cada dos por tres. Claro está,
comprar muchos libros es un exceso… Evidentemente, se publican muchos libros y
quizás se tendría que restringir el número, pero prefiero un “exceso” de libros
que de otras cosas.
-Te defines más como creador de ilusiones que
como escritor, escribir es un medio para ti de creación de estas ilusiones, he
tenido el placer de compartir un fin de semana a causa de un taller literario
tanto contigo como con tu colega de profesión Fran Zabaleta, y lo que me llamó
mucho la atención de vosotros es vuestra forma de ser sencilla, cercana, lejos
de cualquier esnobismo, superioridad o artificiosidad que a veces parece que
emanan los escritores. ¿Es esto quizá un cliché o preferís alejaros de la idea
e imagen de escritor tradicional?
Cada uno es como es, eso es inevitable. Es evidente
que cuando una cosa cuesta mucho de conseguir (como es vivir de la literatura)
algunos lo toman como si pudiesen enorgullecerse y lo demuestran con unas
ínfulas que para mí son innecesarias. El verdadero triunfo tienes que
saborearlo en la intimidad. Lo que sí que tienes que hacer públicamente es
animar a quien quiera seguir el camino. Decirle que es posible, animarlo, pero
sin engaños: advertirlo de que hay mucho trabajo por delante y mucha frustración
por digerir.
Termino esta entrevista y la verdad, podría
preguntar mil cosas más, pero se haría eterna. Estoy muy contenta y orgullosa
con este trabajo porque he podido conocer más de Pere, tanto como persona como
escritor y la verdad es que admiro mucho su talento, su esfuerzo, su ilusión,
tenacidad y valores. Muchas gracias, Pere, por tu tiempo y por concederme esta
interesante entrevista.