Tengo el sueño pegado a los párpados, los pies se arrastran solos y me
llevan a lugares a los que no quiero ir. Déjame, me siento extraña,
siento que mi imaginación se cuela por una grieta de mi cráneo, se
escapa y no puedo detenerla. Estoy huraña, una especie de enfado
ilusorio se enreda en mi cabello, si cojo unas tijeras y lo trasquilo se
caerá al suelo, se retorcerá y se disolverá confundido con el viento.
Podría crear pinturas abstractas con mi sangre inquieta, quiero
convertirme en arte absurdo.
Me siento cansada, reacia, los años pasan, las agujas del reloj de mi
vida se aproximan a una hora más. Y aún así…. No me cambiaría de nuevo
por aquella muchacha temblorosa a medio construir. He superado un
desierto de arenas punzantes hasta llegar aquí. Llevo el cuchillo de
lucha entre los dientes. Tú eres mi oasis, donde me relajo, agua
balsámica para mi ser, inocencia y dulzura derretida en mi piel. Alegría
burbujeante y comprensión que rocía mi alma agrietada.
A veces me siento muy joven y otras, la edad y los años, me clavan al
suelo con raíces profundas, avanzo lenta, reflexiono, miro despacio,
pienso en la alquimia perfecta para mezclar sabiduría y justicia.
Llevo un atrezzo gris, anodino, de camuflaje estratégico, a juego con un
entorno cada día más plano, juego de disfraces antropológico,
sintáctico, universo ampliado de realidades convertidas en acero
represivo.
Me pierdo y a veces me encuentro, alegrías y sorpresas, el mundo aún no
está perdido, quedan luces de esperanzas repartidas brillando con
intensidad, cuando las descubro…soy feliz.
Esta entrada la publiqué hace un año en mi otro blog
http://losrelatosdepatri.megustaescribir.com/2012/01/25/el-tiempo-y-yo/
Que la gloria de la imaginación siga abriendo cuantos cráteres sean necesarios en la mente de la protagonista de esta historia para colmar su felicidad ;). ¡Enhorabuena!
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